Hay que comenzar por decir que ni Marx ni Engels se consideraban sociólogos, pero si los vemos en otro plano, digamos como “precursores”, su contexto fue adverso en cuanto a lo que se refiere a la academia. Los jóvenes Marx y Engels, (mucho menos fríos de cabeza y más filosóficos que economistas) escribirían la Crítica de la crítica crítica y dejarían sentado que su escisión con los neohegelianos era definitiva.
Pero además el marxismo era una respuesta demasiado radical para el autoritarismo de Prusia y su igualmente autoritario sistema educativo. La vida académica de ambos fue prácticamente nula, pero si es destacada su vida política sindical y la Primera Internacional, aquí ya podemos anticipar una sociología más comprometida, rebelde y subversiva al orden imperante capitalista, pero sin un respaldo académico.
El socialismo científico y la economía política
La ilustración tuve un fuerte impacto en el pensamiento de Karl Marx, y viene sobre todo de la noción de ciencia y razón que fue heredada de los ilustrados. Marx se considera a sí mismo no como un sociólogo sino como un cientista social. Además al socialismo anterior a él le tildó de utópico, proclamando a su tendencia como la única verdaderamente científica. Su pensamiento es evidencia de ello, Marx no abandona la razón, es más bien bajo su luz que alumbra a la oscuridad.
El socialismo científico se caracteriza por tener una concepción materialista de la historia. En segundo lugar el socialismo científico posee un método dialectico, de ahí que también se le llama materialismo dialéctico: tesis, antítesis y síntesis. Por último Marx separa la base económica de la superestructura ideológica.
Contrario a la idea de muchos Marx tiene un pensamiento sobre los derechos individuales de cada ser humano, en este sentido Marx realmente poseía una concepción de los derechos individuales de cada persona y de su libertad. Pero la idea de libertad en Marx está relacionada con su concepto de alienación…y la alienación misma siendo consecuencia de la división del trabajo.
La división del trabajo es la esencia de la alta productividad del capitalismo, pero además es lo que causa la alienación de los trabajadores. Adam Smith ya había descrito la división del trabajo en la Riqueza de las Naciones, describe una fábrica de alfileres en la que cada trabajador hace una pequeña parte del trabajo, esa especialización de cada trabajador permite los altos niveles de productividad en el capitalismo.
Marx viene a revolucionar el pensamiento anterior de la economía política clásica. Era además amplio conocedor de las ideas de Adam Smith, Ricardo y Malthus, entre otros. El problema básico de la economía clásica es analizar de donde viene el valor. ¿Cómo es posible la ganancia entre equivalentes por equivalentes en el mercado? ¿Cómo el comercio produce valor? Es ahí donde Marx favorece a la teoría del valor de Ricardo.
En su libro Miseria de la filosofía, además de hacer una dura crítica de la economía política de Proudhon, Marx le contrapone a las ideas extravagantes de Proudhon, la teoría del valor trabajo de Ricardo. La teoría del valor trabajo estipula hay dos tipos de valores, el valor de uso y el valor de cambio. El valor de uso es la utilidad de la mercancía, el valor de cambio es el precio de la mercancía. Está teoría está demás en contraposición con la ley de la oferta y la demanda, y su relación con el precio. Es aquí donde entra el concepto de plusvalía, el poder de trabajo bajo el capitalismo es considerado como una mercancía. Su valor de cambio es determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlo. El poder de trabajo tiene una propiedad única su consumo como valor de cambio lleva a la generación de comercio.
Base económica y Superestructura
Para Marx la economía puede explicar la situación de la modernidad, los seres humanos que no son ya hombres totales, sino la totalidad de las relaciones que los conectan entre sí. Recordemos la tesis XI sobre Feuerbach, “los filósofos han interpretado el mundo de muchas manera pero de lo que se trata es sobre cambiarlo” (XI tesis sobre Feuerbach). Marx escribía esto apenas rondando los veintisiete años. Incluso aún más interesante es su tesis VI “la esencia del ser humano no está en su individualidad, sino más bien dentro de la red social de la cual es parte”. (Tesis VI sobre Feuerbach).
En Contribución de la crítica de la economía política dijo: “No es la consciencia de los hombres la que determina su existencia sino por el contrario su existencia social la que determina su consciencia”. (Contribución a la economía política, 1859, Karl Marx). Esta idea fue fundamental para la sociología alemana ulterior en Mannheim, y en general en la sociología del conocimiento, pero además en las otras subramas de la sociología cultural, como la sociología del arte, de la literatura, la sociología jurídica y hasta la sociología del crimen. Incluso en la ciencia las ideas son influenciadas por el desarrollo social, esto es la sociología de la ciencia.
Marx consideraba de hecho que esa existencia social son sobre todo las relaciones productivas, las cadenas de interdependencia económica, dice: “la base económica de la sociedad (infraestructura), determina la superestructura. De hecho es una metáfora arquitectónica, la infraestructura (unterbau), es la parte de la casa que no puede ser vista, los cimientos que mantienen la casa en pie, la superestructura (uberbau) son las paredes, la puerta frontal, las ventanas, el techo, que logramos apreciar de una casa, la fachada como decimos en lenguaje vernáculo.
El concepto de alienación
Para Marx existen cuatro tipos de alienación (Verfremdung, Enfremdung) término que tomó de Hegel. Los trabajadores arguye Marx, son víctimas de cuatro tipos de alienación, que describiremos en una primera instancia, sufren alienación de sus productos, además sufren alienación del proceso de trabajo por la alta especialización consecuencia de la división del trabajo, en un tercer momento son alienados de sus compañeros trabajadores, los trabajadores de una misma fábrica no se conocen, no tienen un sentimiento de solidaridad o lealtad, están completamente atomizados, individualizados.
La unidad de los trabajadores creará una nueva solidaridad.
1. Alienación del producto.
2. Alienación del proceso de trabajo.
3. Alienación de otros trabajadores.
4. Alienación de ellos mismos.
La lucha de clases
En el pensamiento marxista existen fundamentalmente dos clases, la burguesía y el proletariado. El proletariado solo tiene su poder de trabajo, mientras la burguesía es la dueña del capital económico, político y cultural, poseen los medios de producción. En el sentido hegeliano, solo la burguesía es una clase en sí y para sí. El proletariado al no poseer los medios de producción, sin organización, individualizados, está a merced de la burguesía y no son una clase para sí. Es la dialéctica del amo y el esclavo hegeliana, pero trasladada a la modernidad. Los proletarios son sujetos de perder incluso su medio de trabajo, y formar parte de un siempre creciente ejército de reserva de la explotación. Los trabajadores no tienen poder de negociación con los capitalistas.
El capitalismo como sistema social
Lo más complicado para los proletarios es que para poder cambiar sus condiciones deben cambiar al sistema social imperante que es el capitalismo. Marx advirtió la inevitabilidad del colapso del sistema capitalista. Los sistemas sociales, tienen una dinámica particular. En el Manifiesto comunista nos dice, “No tenemos nada que perder excepto nuestras cadenas”, (Manifiesto comunista, Marx y Engels) La burguesía creó el sistema mismo que será su tumba.
Consciencia de clases
La consciencia de clases, es la consciencia que tiene la clase de su existencia y su deber. Marx explaya que solo la burguesía es consciente de su clase, son por lo tanto una clase en sí y para sí. Los proletarios son una clase en sí, pero no son una clase para sí. Al organizarse en sindicatos y partidos políticos, los trabajadores logran cambiar esa falsa consciencia de clase, y adquieren una verdadera consciencia de clase, se vuelven una clase en sí y para sí, en ese momento la revolución se vuelve inescapable.
Conmemoramos a Marx en otro aniversario de su muerte recordando la frase más memorable del Manifiesto del Partido Comunista de 1848:
“¡Proletarios del mundo, uníos!”
Por: Camilo Membreño Sevilla