Camilo Membreño

Rigoberto López Pérez: Héroe inmortal

Nació en León el 13 de mayo de 1929 en el seno de una familia humilde. Era el hijo mayor de cuatro hermanos Salvador, Efraín y Margarita, fruto de la unión matrimonial de Soledad López Calero, y Francisco Pérez.

Infancia y juventud

Cursó sus primeros estudios en el Hospicio de San Juan de Dios, donde había sido internado por mediación de su padrino el sacerdote Agustín Hernández. En esta institución Rigoberto estudio el oficio de sastre. Una vez aprendido el oficio trabajo de sastre a la vez que ingresó en la Escuela de Comercio Silviano Matamoros para cursar estudios de Redacción y Taquimecanografía.

Aficionado a la poesía, la lectura y a la música ya durante su estancia en el hospicio destacó por su afición a la lectura entre las obras que leía destacaban las de Rousseau, José Enrique Rodó y Rubén Darío así como Antenor Sandino Hernández.

En 1947, con solo 17 años, publicó el poema Confesión de un Soldado. Un año después, en 1948 participó en el grupo musical Buenos Aires junto con sus amigos Humberto Lacayo Amaya, Luis Santamaría Granera, Eloy Loredo Rugama y Róger Morales. Rigoberto componía y tocaba el violín. Entre las composiciones que realizó Rigoberto, fueron interpretadas por el grupo están los valses Claridad y Si el vino me hace llorar.

Para los amigos de vecindario y para la mayoría de los que lo conocían en León, se trataba de un muchacho moreno, de buena estatura, sano, fuerte, amigo cariñoso, y colaborador frecuente de los diarios “El Cronista” y “El Centroamericano”. En sus días libres, jugaba pelota con la muchachada de los alrededores y asistía al estadio local a recrearse viendo béisbol. Solía vérsele en compañía del periodista Armando Zelaya Castro, de cuya hermana, Amparo, era enamorado.

Las relaciones amorosas con Amparo Zelaya Castro le hicieron realizar frecuentes viajes a la capital del país, Managua intensificando sus actividades contra la dictadura de Anastasio Somoza García y su compromiso por la libertad de su país afiliándose en el Partido Liberal Independiente PLI, formado por disidentes del oficialista Partido Liberal Nacionalista (PLN), de la familia Somoza, de la mano de José Constantino González, Secretario del General Augusto César Sandino.

Entre 1951 y 1956 estuvo residiendo en el extranjero pero realizaba frecuentes viajes a Nicaragua por motivos personales, la familia y su relación amorosa con Amparo, a la vez que se ponía al corriente de la situación política interna. Tenía relaciones con músicos y poetas de otros países, como el salvadoreño Juan Felipe Toruño.

El 4 de abril de 1954 la Guardia Nacional había asesinado a dos compañeros suyos, Adolfo y Luis Báez, junto con otros militares y civiles que querían emboscar al dictador Somoza durante la llamada Insurrección de Abril. Rigoberto conoció a la madre de ambos, la señora Ruth Bone, con la que entabló amistad.

Ajusticiamiento del tirano y muerte

El compromiso de Rigoberto López Pérez por la libertad le llevó a plantearse que la única forma de acabar con la dictadura de Somoza era la eliminación física del dictador el 17 de septiembre de 1956 llegó a la capital Managua con el plan del asesinato de Anastasio Somoza García ya preparado.

Entregó cartas para Manuel Díaz y Sotelo, amigo con el que compartía ideario, y al día siguiente se dirigió a su ciudad natal en ferrocarril.

La tarde del día 21 de septiembre la dedicó a estar con su madre a la que leyó el poema Confesión de un Soldado, después se vistió con una camisa blanca y un pantalón azul, su madre diría después que:

“Quería morir con los colores de la bandera nacional en su cuerpo”.

Y se dirigió a la Casa del Obrero donde se celebraba una fiesta a la que acudía el dictador Somoza García. Por mediación del hermano de su novia, el periodista Armando Zelaya, se infiltró en la misma y durante el acto aprovechó para dispararle 5 balas (4 de las cuales entraron en el cuerpo de Somoza García), con un revólver Smith and Wesson calibre 38 milímetros, hiriéndolo en el pecho provocándole luego la muerte.

En respuesta, Lopéz Pérez recibió una lluvia de balas que le quitarían la vida inmediatamente, mientras que Somoza sería conducido a un hospital militar estadounidense en la Zona del Canal de Panamá con la ayuda que envió el presidente de Estados Unidos, Eisenhower donde falleció una semana después el 29 de septiembre de 1956. Luis Somoza Debayle ocuparía entonces el puesto que dejara vacante la muerte de su padre y su hermano Anastasio Somoza Debayle el cargo de Jefe Director de la GN.

Después de la acción la Guardia Nacional arrestó, en su casa, a la madre y hermanos de Rigoberto Lopéz. En el registro desaparecieron manuscritos de poemas. El cuerpo de Rigoberto López Pérez, según la versión recogida por el Teniente Agustín Torres Lazo en su libro La saga de los Somoza, fue llevado a Managua y enterrado cerca del actual Recinto Universitario Rubén Darío RURD de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, para que su tumba no se convirtiera en santuario para la oposición.

La represión por el asesinato de Somoza García se cebó en el círculo familiar cercano de Rigoberto, su madre, su hermana Margaríta, su novia Amparo Zelaya y su amiga María Lourdes fueron encarceladas en el complejo carcelario de La Aviación donde fueron torturadas durante varios días.

Reconocimiento de la acción

La acción de Rigoberto López Pérez fue rápidamente condenada por el gobierno de Nicaragua y de Estados Unidos. Los partidarios de la lucha contra la dictadura de los Somoza vieron en el asesinato del dictador una acción heroica de un «patriota ejemplar». Años después, en 1961, se fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y Rigoberto López fue un ejemplo a seguir por sus militantes y partidarios, aunque el FSLN no existía aún en 1956.

Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 la figura de Rigoberto adquirió valor y fue ampliamente promocionada. El 21 de septiembre de 1981 la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la República de Nicaragua otorga, mediante el Decreto No. 825, publicado en La Gaceta Diario Oficial No. 218 del 28 del mismo mes y año, el título de Héroe Nacional a Rigoberto López Pérez.

Su legado

Si las obras musicales y literarias de Rigoberto López Pérez pudieran ser importantes no cabe duda que su mayor trascendencia fue la acción del ajusticiamiento del dictador Somoza García.

Antes de realizar su acción Rigoberto escribió una carta a su madre en donde explicaba y justificaba su acción. Esta carta se convirtió en su testamento político.

La carta, dirigida a su madre expone, desde el primer párrafo, su implicación en la lucha contra la dictadura y su decisión de realizar la acción.

Por Camilo Membreño

Fuente: https://www.ecured.cu/Rigoberto_L%C3%B3pez_P%C3%A9rez

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