Camilo Membreño

Walt Whitman, el gran viejo

“En su país de hierro vive el gran viejo, 
 bello como un patriarca, sereno y santo”. 

-R.D.

Walt Whitman es de los poetas más importantes de la lengua inglesa. Nació un 31 de mayo de 1819, y falleció un 26 de marzo de 1892. Originario de  Nueva York, Estados Unidos, Whitman cultivó una poesía en la que sobresalen imágenes como la naciente nueva urbe, sus habitantes y trabajadores, así como el ser mismo, el cuerpo y su indivisión con el universo.  Rubén Darío nuestro máximo poeta nacional fue fuertemente influenciado por Whitman, tanto así que llegó a dedicarle un soneto que apareciera en la edición de 1890 de Azul…,.

Su obra más significativa es Hojas de hierba editada por primera vez en 1855, pero que fue reeditada alrededor de siete veces hasta 1891. Dentro de esta colección de poesía, su Canto a mí mismo, es la sección más recordada. La traducción al español ha sido sujeto de controversia, la versión de León Felipe de 1941 que es tal vez, la más conocida en español, no es tan fiel a la obra original. Jorge Luis Borges incluso llegó a llamarla en 1942 “la versión errónea y perifrástica de Felipe”. Se ha llegado al punto de considerar el Canto a mí mismo de León Felipe como una obra aparte de la de Whitman. La sección comienza de esta manera: “Me celebro y me canto a mí mismo. / Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, / porque lo que yo tengo lo tienes tú /y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también”. Aquí Whitman plantea una exaltación del ser propio, pero no de una manera egocéntrica, es más bien un lirismo que pareciera ensimismado en un primer momento y que en un segundo momento envuelve al otro, y a la totalidad de las cosas.

Más adelante en la misma sección nos dice: “¿Qué es esto?, me dijo un niño mostrándome un puñado de hierba. / ¿Qué podía yo responderle?/ Yo no sé lo que es la hierba tampoco. / Tal vez es la bandera de mi amor, tejida con la sustancia verde de la esperanza. / Tal vez es el pañuelo de Dios”. La poesía de Whitman, es una poesía de lo insignificante, de lo diminuto, exaltado hasta la hipérbole. Whitman es un niño, así como es un obrero y una prostituta, sumergido en una ciudad de rostros nuevos, “gente nueva”, y sin embargo, él no se siente distinto de los otros, como si Whitman hubiese aniquilado su ego y se hubiese fundido con lo eterno aún en vida.

Walt Whitman es una voz muy presente en la obra de Darío. Así como lo es Verlaine del francés, así lo es Whitman en inglés y Darío en el español. Whitman fue el que introdujo el verso libre en el inglés. En “A Roosevelt” vemos en el primer verso la alusión a Whitman “¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, /que habría que llegar hasta ti, Cazador!”, como sabemos en este poema Darío se refiere a Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos. Darío increpándole por el rol que jugó Roosevelt en la guerra contra España, le dice que tendría que utilizar versos de la Biblia o de Walt Whitman para llegar hasta el cazador (Roosevelt era conocido por su afición a la cacería pero también por mercenario). Aquí vemos la alta estima que tenía Darío a la poesía de Whitman, juzgándole comparable a los versos del libro sagrado del cristianismo, creyendo que a través de esos versos podría conmover el alma del voraz depredador Roosevelt.

El soneto que lleva justamente el nombre “Walt Whitman”,  es un soneto perfecto de dos cuartetos y dos tercetos  dedicado al genio, compartimos el poema con nuestros lectores de manera íntegra:

En su país de hierro vive el gran viejo,

bello como un patriarca, sereno y santo.

Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo

algo que impera y vence con noble encanto.

Su alma del infinito parece espejo;

son sus cansados hombros dignos del manto;

y con arpa labrada de un roble añejo

como un profeta nuevo canta su canto.

Sacerdote, que alienta soplo divino,

anuncia en el futuro, tiempo mejor.

Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,

y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.

¡Así va ese poeta por su camino

con su soberbio rostro de emperador!

Este 26 de marzo, a 127 años del fallecimiento del poeta Walt Whitman, recordamos su obra y su gran influencia sobre nuestra máxima gloria poética Rubén Darío.

Por Camilo Membreño Sevilla

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